La sinautoría no es un dogma aplicable de la misma manera a cualquier proyecto, no es una teoría pura, es una práctica. Y como es así, la práctica pide modos de realización distintos para cada proyecto. En “Sinfonía Tetuán” pretendemos hacer una película “sinautoral” con personas repartidas por un distrito que mide más que 500 hectáreas y además esperamos poder involucrar cuánta más gente posible.
Partimos de un documento inicial que es una película estrictamente autoral, creado por el dispositivo autor y sin que hubiera entrado el criterio de l@s vecin@s de Tetuán. A partir de este documento pediremos que éstas y éstos nos digan qué les gusta, qué no, qué cambiarían, qué añadirían y qué quitarían. Las respuestas que nos encontraremos serán contradictorias en muchos casos - alguien va a querer quitar algo, que otra persona mantendría o alguien quiere que aparezca algo que otra persona no ve necesario. Si tuviéramos la posibilidad de bajar estas contradicciones a una “asamblea del distrito” en la que entre tod@s se buscara un consenso, ahí tendríamos una solución para este problema. Pero no existe una asamblea de este tipo y si existiera sería tan grande que tardaría años para decidir sobre un asunto tan complejo.
Por ello creamos un modelo de sinautoría específico para este proyecto. En la película final todas las respuestas, propuestas, ideas, objeciones y discusiones tendrán su espacio. Para garantizar la sinceridad de realización solamente vemos una posibilidad: que la película no cambie en su forma, pero simplemente se alargue cada vez más - un documental en proceso constante-. Para que se vea el proceso de creación de la película no debemos esconder nada: la película autoral de la que partimos tiene que aparecer en los documentos creados a continuación. De otra manera no se podrá entender cómo ha surgido este segundo documento. Y así continuadamente. Para poner esto en práctica crearemos una página web en la que colgaremos los diferentes documentos fílmicos y todos estos fragmentos juntos conformarán la película completa sobre Tetuán. De esta manera no tendremos que llegar a proyectar una película de tres horas en los encuentros y podremos seguir produciendo.
Si una persona de la película opina que una escena que aparece en la película no representa el distrito o no dice nada sobre él, no podemos quitar la escena, pero podemos añadir la opinión de esta persona que la pone en un contexto de duda. Si alguien opina que se debería cambiar una escena pondremos la escena inicial y a continuación la escena modificada.
Un proyecto sinautoral es un proceso de búsqueda de autorepresentación, ¿cómo me/nos quiero/queremos representar? Si la realidad que queremos representar es la de tantas personas como viven en un distrito como es Tetuán no podemos pretender que la representación sea una visión única. Por ello queremos mostrar la variedad de puntos de vista, opiniones y ideas que las personas de la película puedan tener sobre el lugar que habitan y llenan de vida.
Inevitablemente el criterio del dispositivo autor va a tener su peso, no solamente en el documento autoral inicial, si no también en los rodajes y en la sala de montaje para cada documento. No podremos exponer una discusión de dos horas en los diferentes documentos fílmicos para que cada opinión quede representada, tendremos que escoger y montar las escenas propuestas cómo nos las imaginamos según lo que se nos propone. Pero de todas formas esperamos acercarnos cada vez más a una representación como la desean las personas que participen en este proyecto, posibilitando sobre todo que estas personas se animen a participar también en los procesos prácticos: llevarnos a sitios donde quieren grabar, llevarnos un guión para su puesta en escena, acompañarnos en la sala de montaje, ofrecer su voz para contar lo que quieren contar y sorprendernos con otras formas de participar en este proceso de búsqueda.
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